Buscar En Este Blog

domingo, 31 de julio de 2016

LOS CELOS

¿Cuántos crímenes se han cometido por causa de los celos? ¿Cuántas heridas se han abierto por
los celos? ¿Cuánto dolor sobre la tierra han engendrado los celos? ¿Cuántas lágrimas se han derramado por los celos? Pero ¿en quienes germinan los celos? ¿Es posible que existan celos donde hay amor? ¿Son buenos o malos los celos? ¿Cuál es el origen de los celos?.
Cela el que tiene temor de perder al ser querido, el miedoso, cela el que no desea compartir con otros ni una sonrisa de la persona que tiene a su lado, el egoísta, cela el que malicia las acciones de los demás, el malicioso, cela el que no comprende, el ignorante; cela en fin todo aquel que no ha alcanzado el nivel de las almas superiores, quien crea que cela por que ama se equivoca, donde hay amor no hay celos, por que son incompatibles, los celos corresponden a las bajas pasiones y el amor a los sentimientos sublimes; si de dos personas que se aman una falla, los celos no constituyen una solución alguna, si se utiliza los celos para forzar la unión entre quienes el amor se ha perdido se habrá empleado un recurso brutal, hemos dicho incompatible con el amor.
Cuando el amor ya no existe entre dos seres o existe solamente en uno de los dos la unión ha concluido. El amor es compatible con la sabiduría y es de sabios aceptar las realidades sin buscar encubrirlas con falsedades que más tarde aportaran amarguras; insistimos, el amor y los celos son incompatibles, cuando entre dos seres surgen los celos pueden tratarse de pasiones desenfrenadas, deseos irreflexivos pero no de amor; los celos ofenden y hieren; el amor perdona y cura; los celos corresponden a los defectos del hombre, el amor pertenece a la perfección del hombre; los celos avivan en los mas mentes entorpecidas y raquíticas, el amor en las mentes clarificadas; los celos empequeñecen la vida de los demás, el amor enaltece la vida de los demás; los celos siembran amarguras, lagrimas, sufrimientos, el amor siembra dulzuras, alegrías y felicidad; los celos convierten los hogares en infiernos, el amor los transforma en paraísos; los celos degradan, el amor enaltece; los celos empobrecen nuestro espíritu, el amor nos acerca a Dios; cuando hay celos la vida propia vale mas que la vida de otros, o es la única que vale, cuando hay amor la vida de otros vale tanto o más que la vida propia; si quieres vivir como viven los hombres de verdad enciende en tu interior la llama del amor y avívala hasta convertirla en una fuerza que te sublime por encima de las miserias que ensucian nuestra existencia, entonces comprenderás que los celos no son las sombras que se proyectan donde la luz del amor no se ha encendido, mientras más grande sea el amor, más pequeños serán los celos; cuando el amor invada tu ser y no haya en el, en tu ser, repliegues oscuros, los celos no tendrán cuevas para acunarse, abre tus brazos al amor, ábrele tu mente, ábrele tu corazón, ama con pureza descubrirás ante ti un mundo maravilloso.

Que Dios te bendiga
Te deseo Éxito.
CARLOS FELIX S. ©

lunes, 25 de julio de 2016

DE QUE SIRVE DISCUTIR

¿Cuántas veces hemos discutido sin arribar a conclusiones satisfactorias? ¿Cuántos momentos
desagradables hemos pasado a consecuencia de las discusiones?.
Valioso tiempo perdido y en ocasiones heridas abiertas por discusiones irreflexivas, las discusiones propiamente dichas no son malas, pero nosotros, los que discutimos al fijar posiciones irrenunciables y algunas veces irracionales las hacemos estériles o dañinas.
Es común en nosotros creernos poseedores de la verdad, suponernos infalibles, considerarnos sabios, asi partiendo de esa falsa premisa defendemos ciegamente nuestro parecer rechazando obcecadamente los criterios ajenos sin admitir que podemos estar equivocados y que los otros pueden estar en lo cierto. Esa tiranía en la transmisión de los pensamientos la podemos apreciar a cada instante, observemos por ejemplo, al papá frente al hijo, lo que él dice es cierto aunque este equivocado; lo mismo sucede reiteradamente en aquel que jefatura un grupo de personas o una comunidad.
Siempre creemos que los demás deben aceptar lo que pensamos pero nosotros no estamos dispuestos a aceptar lo que piensan los demás. No somos capaces de admitir el razonamiento mutuo, estimados amigos mientras menospreciemos las ideas de los otros y consideremos que nuestras ideas son las únicas valederas las discusiones de nada servirán. Alguien en cierta oportunidad: “que cuando dos personas discuten siempre hay una tercera que tiene la razón”. Esto debe hacernos reflexionar. Si hay discrepancias razonemos en los puntos de vista de quienes discrepan con nosotros, quizás tengan razón o tal vez ellas o nosotros, quizás tengan razón o tal vez ellos y nosotros estamos errados. No fijemos posiciones ciegas negando a los demás el derecho de poseer la verdad; pero querido amigo si agotada todas las posibilidades de error sabes que estas en lo cierto, que tienes razon en lo que afirmas, entonces defiende tu posición sin discutir. Si alguien no acepta lo que dices, por clara que sea la verdad que expongas, nada conseguirás discutiendo, además la verdad no se discute, simplemente se expresa. Quien en posesión de la verdad discute para imponerla, la maltrata; el que posee la verdad simplemente la exhibe, si los demás no la aceptan ese es problema de ellos; eclipsara la verdad quien pretenda imponerla subyugando la mente ajena; la verdad, ni se discute ni se impone, solo se enuncia en la hora oportuna y se silencia cuando es menester. No discutas jamás estimado amigo porque a causa de las discusiones muchas heridas se han abierto y mucho tiempo se ha perdido. Obremos sabiamente huye de las discusiones porque alteran la paz y recuerda que: “vivir en paz con los demás es sublime anhelo del ser humano, en esa elevada aspiración resulta inadmisible la discusión”. Nos discutas con el sabio, pues es torpeza hacerlo, escúchalo, tampoco discutas con el ignorante, también, es torpeza hacerlo, mejor compréndelo, con unas y otras vive en paz, la vida será mas dulce.

Que Dios te bendiga
Te deseo Éxito.
CARLOS FELIX S. ©