Una persona solía decir una frase que en verdad llama la atención: “A mí ningún hombre me cae mal, soy amigo de todos”.
Sin duda, este personaje buscaba a propósito razones para querer a la gente.
Se había propuesto no aceptar en su espíritu la basura que se llama antipatía, rencor, odio, indiferencia hacia los hombres.
Otra decía envidio a esa persona.
Si cada uno de nosotros se propusiera encontrar cada día razones para amar a su esposo o esposa, a sus hijos, familiares, amigos y desconocidos. ¡Qué hermoso sería vivir en la Tierra!
Pero, ¡qué duro hemos hecho nuestro mundo y que difícil vivir en él por culpa del egoísmo y del odio!.
Los esposos no siempre encuentran razones para amarse, sino para lo contrario. No todos los hijos ni todos los padres encuentran motivos para quererse, sino para distanciarse, o algo peor.
Las guerras, el hambre, las injusticias que se dan en abundancia por donde quiera, no hablan demasiado bien de los habitantes de esta tierra. Abunda el odio en el corazón de los hombres y por eso son tan infelices.
Día de la amistad, un día para revisar, refrescar el verdadero amor.
Los esposos podrían preguntarse: ¿Qué hemos hecho con nuestro amor?
Los amigos verdaderos que se animen a hacerlo, porque bien vale la pena esa amistad.
Un amigo es un verdadero tesoro. Y si alguien dice tener razones para odiar a alguien, estar enojado, disgustado, que sepa que tiene infinitamente más razones para amar, para perdonar, olvidar, comprender y ser feliz.
Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos. (Lucas 6:31)
Que Dios te bendiga.
Te deseo Éxito.